
Para ello, Rayo movilizó a 10 profesionales y gran cantidad de material, instrumental y equipos prestados o donados. Se dividieron en dos bases operativas en Bojador y en Aaiun para atender a ambas poblaciones. Realizaron la asistencia con los precarios medios de los que disponían y los casos más complejos fueron atendidos en un hospital cercano a Bojador, donde sí se podía trabajar con sedación.
Una experiencia de estas características hace que “valores más las pequeñas cosas o las grandes cosas. Abrir un grifo y que salga agua, disponer de luz eléctrica; y saber que si sufrimos un accidente o enfermedad seremos atendidos. Allí dependen de que esa semana haya un profesional capaz de resolver el problema”, resalta el profesor Rayo.
Además, se siente muy orgulloso de comprobar que “aunque estemos formados para realizar asistencia sanitaria con muchos medios, hemos sido capaces de adaptarnos a la situación, ser operativos y atender a más de 250 personas con mínimos recursos”.
Esta información está disponible en el número 42 de la Revista US.